a) La bahía de Nápoles. Principales núcleos urbanos y el Vesubio.
Coronada por el Monte Vesubio, consagrado a Hércules, procuró fertilidad y bonanza a la región, hasta su erupción en el 79 a.c, destruyendo Pompeya, Herculano y la bahía de Nápoles en el 79 a.c.
Pompeya fue una ciudad romana pequeña, no sobrepasó los 20.000 habitantes, que quedó sepultada en el año 79 d.C., bajo las cenizas, por la explosión del volcán Vesubio, conservándose, literalmente intacta, ofreciéndonos así información de “primera mano”, acerca de la vida en una ciudad romana.
Si bien originalmente era una de las tantas colonias griegas en la península Itálica (Magna Grecia), era una ciudad que ya había sido romanizada y se había extendido bajo los preceptos del urbanismo romano. Pompeya se encontraba en un lugar privilegiado, era un puerto de mar (todavía hoy se pueden ver los aros de piedra del puerto para atar las embarcaciones). Cercana a la desembocadura del río Sarno, tenía el monopolio del comercio entre las localidades de río arriba y el tráfico marítimo de la bahía de la cercana Neapolis (actual Nápoles). A eso se sumaba el hecho de encontrarse fundada en la llanura de Campania, una de las tierras más ricas en cuanto a producción agrícola de la península Itálica.. Fuera de los muros era una vega agrícola, salpicada de pequeñas villas de verano.
b) La erupción del Vesubio. Características. Efectos de la misma en el entorno del volcán.
Pompeya es una de las grandes maravillas arqueológicas que aún se conservan en un estado espléndido. Al volcán debemos que se hayan conservado hasta el día de hoy sus casas, sus tiendas, sus calles, hasta sus cuerpos calcinados reconstruidos a partir de un molde de yeso. Las toneladas de ceniza y lava que se depositaron sobre la ciudad permitieron que de una forma natural se conservase todo exactamente igual a como se dejó el día de la erupción, cuando los arqueólogos empezaron a desenterrar las ruinas se encontraron con edificaciones que conservaban las pinturas originales, frescos y mosaicos de las casas y templos, así que gran parte de la información que hoy se tiene sobre el estilo de vida romano de mediados del s.I d.C. es gracias a la erupción de un volcán que aún hoy, aunque dormido, registra actividad sísmica
el vesubio.
Las informaciones que tenemos sobre lo ocurrido el 24 de Agosto del 79 d.C. se debe en gran parte a las cartas que Plinio el Joven envió al emperador Trajano donde relataba lo ocurrido pues su tío Plínio el Viejo había estado allí para ocuparse de los asuntos del imperio por entonces bajo la mano de Tito. Se sabe que el volcán empezó a registrar actividad días antes del desastre mediante terremotos de baja intensidad, pero los habitantes estaban bastante acostumbrados a este tipo de actividad sísmica, así que no le dieron demasiada importancia, pero lo que nadie sabía es que durante años un gran depósito de magma se había acumulado bajo el volcán y este sería el detonante de la posterior erupción de tal virulencia que lo que de normal sería un efecto escalonado de las diferentes fases durante días se concentró en uno sólo, la madrugada y las horas posteriores del día 24.
El magma entró en contacto con agua que se filtraba provocando una lluvia de ceniza volcánica, así mismo el magma empezó a ascender unas 4 horas antes de la erupción, la superficie del volcán se fracturó poco después del mediodía ocasionando la explosión, empujando la piedra pómez y los gases a una altura de 28 Km en vertical, se puede decir que la energía térmica liberada era el equivalente a 100.000 veces la de la bomba nuclear de Hiroshima. Con ello nos hacemos una idea de lo escalofriante del hecho y los resultados posteriores. La columna de gases y piedra alcanzó los 33 Km, pero cuando alcanzó la altura máxima se derrumbó, dispersando los gases a través de 20 Km a la redonda y provocando una lluvia de piedra pómez. Se sabe que lo que mató a tantos habitantes no fue la piedra pómez ya que esta aunque se contaban por toneladas no es mortal en sí misma pues tiene poca densidad, pero si los gases que debido a su toxicidad hicieron perder el conocimiento por la falta de oxígeno, no obstante los tejados de algunas casas por el peso se vinieron abajo y los barcos de apoyo para la evacuación quedaron abnegados por la piedra que caía sobre ellos.
(ver los primeros minutos para hacerse una idea del la fuerza del volcán)
En estudios posteriores y por las capas de los estratos se cree que el Vesubio unificó todas las fases más nocivas y mortales de los volcanes, cubriendo por completo las ciudades de Pompeya y Herculano, no muchos lograron escapar de la desgracia subiendo a los barcos atracados en puerto durante las primeras horas del día, el resto a espera de que lo peor ya hubiera ocurrido se protegieron en sus casas, cometiendo el mayor de los errores, pues a medida que pasaba el día el aire se hacía insostenible. Plinio el Viejo murió intentando ayudar a los Pompeyanos atracando una flota de ayuda en el puerto, pero fue imposible, antes de finalizar el día, miles de hombres, mujeres, niños y animales quedaban sepultados y asfixiados.
Pompeya, habitada por unas 20.000 personas y Herculano quedó reducida a cenizas, a día de hoy pueden verse los moldes que los arqueólogos han hecho de los cuerpos petrificados de los fallecidos, así como de animales, que nos trasladan de una manera muy gráfica a la agonía que sufrió la población. Pompeya es hoy una ciudad fantasmagórica de una belleza sin parangón, los frescos, las entradas a las villas o el foro representan lo que fue, una ciudad de ricos aristócratas que perecieron bajo el efecto devastador del volcán.
De sus yacimientos hemos extraído información de incalculable valor, graffittis, campañas electorales, manuscritos, y millones de elementos cotidianos que facilitaron la compresión de la época y que evoca una sociedad avanzada, cosmopolita y acomodada. Edificios enteros de varias plantas prácticamente intactos que permiten estudiar el modus vivendi y una clara ensoñación de lo que un día fue.
La repentina erupción del vesubio fue algo que los romanos no esperaban. Ni siquiera existe en latín una palabra para denominar "volcán" ya que ellos pensaban que era tal y como una montaña y cuando el cielo comenzó a oscurecerse, no temieron de la misma forma que lo habríamos hecho nosotros de estar en ese mismo lugar con la información sobre lo que podía suceder.
Desde luego, ver como una ciudad entera con sus familias, sus calles, sus formas de organización, desaparece de un día para otro debió conmocionar como poco a los romanos.
Para nosotros la erupción de ese volcán nos da la oportunidad de estudiar la historia de esas personas según los objetos en perfecto estado, que se pueden saca de allí.
Son dos perspectivas bien distintas de un mismo hecho separadas por centenares de años de diferencia.
jueves, 19 de noviembre de 2009
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